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Y aquí estamos, papá…*
Redacción Langosta comment 0 Comentarios

Estamos tus lectores, quienes no le permitimos a la memoria olvidarte y seguimos leyendo una y otra vez tus letras, como quien acomete una guerra contra el olvido, y nos aferramos a “ese piano que alguien toca detrás del horizonte”; están, estamos, tus colegas, quienes parecemos haber confabulado contra el tiempo para que no pase, o por lo menos no pase en vano. Siguen, seguimos, citándote, recurriendo a ti cuando el silencio no encuentra cómo hacerse ruido. Estamos, papá, tus amigos, abrazando esa pequeña tablita llamada Lichi para no hundirnos en el mar eterno de la tristeza, y es que te queremos tanto, Lichi, “que hasta nos gustaba verte envejecer”.

Están también tus cazuelas, papá, añorando cocinar esos frijoles negros como sólo tú sabías prepararlos, mientras les cantas al oído esa última novela…

Estamos tu familia, papá; estamos todos: Rapi, Eliseo, Bella, Cinthio, Sergio, Laurita, Lorenzo, pipo Leo, Rolando, El Niño Conte, Gabo, Agustín Pi, Octavio, Lezama, Virgilio, el Padre Gaztelu… “los muertos que uno ama nunca mueren” y es que yo los veo aquí, revoloteando entre las sillas, bailando, riendo, “qué vivos están algunos muertos, sobre todos los cubanos”.

Está la mesa puesta, papá, estamos todos aquí, preguntándonos qué será eso que nos leerás al terminar el manjar de risas que nos has preparado hoy; preguntándonos, papá, cuál será el postre de letras que nos tienes preparado para esta velada. Nos miramos unos a otros y apostamos en silencio quién será el primero que soltará la primera lágrima (estoy segura de que ganaré: Carlitos Olivares Baró, Peyi y mi mamá, romperán el hielo, le pongo el cuño a eso). “La añoranza es un estorbo y la nostalgia, tremenda calamidad”.

Están tus personajes, papá, que se niegan a morir. A ellos los veo a menudo, te confieso; me los encuentro donde menos lo imagino: caminando por Insurgentes a media noche, comiendo un helado en Tlalpan, durmiendo la siesta en el parque de Tlacoquemécatl, al lado de la iglesia que tanto te gustaba; los veo, papá, por todos lados: Anabel brinca de cable en cable; el tigre sobrevuela la ciudad, y es que, papá, “en la selva de los humanos hay caminos intransitables”; Strike Two me mueve su cola en cada esquina y a Laura, nuestra Laura, la veo todo los días en el espejo; Ismael me sonríe entre edificios mientras cae la noche en La Habana; Maruja pinta uñas en un salón de belleza de la Zona Rosa y canta en las noches en el bar “El Grito” en Coyoacán, la conciencia aún no la perdona… Esther, Esther… está en todas partes.

Está tu Cuba, papá, y “si me obligan, me robaré La Habana. La romperé, verás, con un martillo. Traeré de contrabando, en el bolsillo, la noche, nuestro mar y tu ventana”. Nadie quería más a Cuba que tú. Tal vez yo. Está tu Puente de Cambó, y por él sigue transitando la guagua y el carrito del helado y en él estás tú. Está el Gato Tuerto, papá, está el ICAIC, está la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, está la Fundación de Cine.

Estamos, en fin, todos. Está tu México también, quien te ha hecho suyo. Nadie faltó a nuestra cita, papá. Y aunque deberíamos saberlo, “la felicidad es un mito, pero la infelicidad no”, yo aún no lo creo. No, papá, porque míranos aquí, recordando lo felices que nos hiciste.

“Que el dolor no me impida ser sincera. Exígeme otra vez que no me calle. La vieja casa ya no era la que era y apenas aguacero, el aguacero. Mi sombra huyó por una bocacalle.”

“Yo pude de tristeza haberme muerto”, papá, pero te cuento que “ayer vi el mar deshecho en olas… Atiéndame, carajo, no lo escucho. Usted duerme, claro. Todo está oscuro. Debieran encender esas bombillas… Mire allá: dos fantasmas con sombrillas escalan juguetones por el muro. Okei. Lo espero. Duérmase. Qué cosa. Mejor le canto una canción de cuna. Es broma. Ah, y si despierta no se ría al ver que en su sepulcro hay una rosa. Lo extraño. Es tarde ya. Salió la luna. Quería besarlo, ¿no?… Será otro día.”

* Este texto fue leído por su autora, María José de Diego, en el homenaje a su padre, Eliseo Alberto, “Lichi”, que se llevó a cabo el 13 de julio de 2016 en la Sala Manuel M. Ponce, Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México.

Caracol Beach Eliseo Alberto Esther en alguna parte. Premio Alfaguara

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