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Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wollstonecraft
Ana Avila comment 0 Comentarios

Mary Wollstonecraft murió en su segundo parto. Una infección que hoy en día podría tratarse con antibiótico, se la llevó sin que viera el éxito de su libro Vindicación de los derechos de la mujer, el cual sigue vivo entre las mujeres, en los movimientos políticos, raciales, de derechos humanos y hasta en las luchas internas de una familia donde la mujer quiere vivir en igualdad de circunstancias que su esposo.

En su texto, Mary Wollstonecraft desmenuza uno a uno los prejuicios que hacen de la igualdad, todavía, una batalla. Publicado a finales del siglo XVIII, la filósofa recorre las imposiciones sociales de su tiempo, desde la delicadeza hasta la sumisión. Con argumentos irrefutables hace sentir su ira ante el estado de presunta ingenuidad en el que se pretendía mantener a las mujeres.

Mary Wollstonecraft vivió su vida con la misma rebeldía con que escribió la Vindicación de los derechos de la mujer. Tardó en casarse y no escondió sus romances. Mary influenció a su hermana para que no viviera bajo la tiranía de su esposo, a quien abandonó, lo que la orilló a vivir marginada y en pobreza.

El libro no sólo argumenta a favor de una igualdad social, sino que exige al Estado que incorpore a las mujeres en el sistema educativo y que las leyes resguarden este derecho para todas. Para la escritora, hombres y mujeres fueron creados como semejantes y, más allá de las diferencias físicas, no veía ninguna característica especial que le indicara que ellas debían ser relegadas al encierro del hogar. “No deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”, decía.

Conocida como la primera feminista, Mary Wollstonecraft expone con crudeza cómo las mujeres aristócratas desperdiciaban su mente al dedicarla al cultivo de su belleza. Asimismo, reconoce cómo aquellas que eran pobres debían trabajar e ingeniárselas para cuidar a los hijos; en ellas aprecia la creatividad e ingenio para salir adelante.

En las páginas del libro se siente la indignación de la pensadora contra las mujeres que aceptaban sin reparo su destino y, por supuesto, contra los hombres que aseguraban que ése era el camino. “Estoy convencida que la gran mayoría de la insensatez femenina procede de la tiranía masculina”.

En su libro, Mary Wollstonecraft dialoga con Rousseau y se muestra impresionada porque él se contenta con la belleza y placer que le da una mujer. Para ella, la razón podía ejercitarse al igual que el corazón. Critica cómo pensadores tan grandes pueden ser tan pobres en sus reflexiones hacia las mujeres.

Mary Wollstonecraft murió después del nacimiento de su segunda hija, Mary Shelly, autora de Frankestein. Su padre, el filósofo William Godwin, tuvo que criarla solo. Él estaba convencido de que después de la muerte de su esposa, no podría volver a ser feliz.

Hoy, una mente libre como la de Mary Wollstonecraft no está exenta de padecer los señalamientos que sufrió la autora en tiempos de la Revolución Francesa. Tres siglos después, la Vindicación de los derechos de la mujer aún da lecciones y es espejo de cómo las superficialidades destruyen las acciones de grandeza y la nobleza humana.

Hoy, la vida de Mary Wollstonecraft, así como sus palabras, hacen eco en quienes creen que la desigualdad es natural, que las construcciones sociales, tales como los roles de género, nos anteceden y por lo tanto debemos vivirlos como precepto divino. Hoy, al ver a una mujer semidesnuda anunciando un yogur o un reloj, bien vale la pena repasar las consecuencias que ve la autora no sólo para la propia mujer, si no para la sociedad en su conjunto.

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