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Latinoamérica criminal
Redacción Langosta comment 0 Comentarios

Solía ser fácil hablar de narrativa latinoamericana. Bastaba con mencionar el realismo mágico, las favelas y la violencia urbana, la lucha contra los regímenes dictatoriales, las culturas pre-colombinas y el legado colonial; el colorido y sensual frenesí de por encima del Trópico de Capricornio y la fría melancolía existencial de por debajo; Borges, Cortázar, Rulfo, García Márquez, Rosa, Llosa. Y, más recientemente, se podría intentar reducir el tema a Bolaño. Todo parecería relativamente fácil.

Pero ya no es tan sencillo. En las últimas dos décadas, y especialmente en los últimos años, el panorama ha cambiado. Por un lado, tenemos la globalización, una democracia generalizada (o algo parecido), el ascenso ocasional al poder de algún partido obrero, nuevas tecnologías, nuevas armas, nuevas drogas, nuevas reservas de petróleo, una multitud de recién ascendidos a clase media que invaden centros comerciales y compran coches y teléfonos móviles a precios explotadores; todo ello mientras la riqueza y la pobreza continúan con su tormentoso baile.

Por otro lado, ha irrumpido una nueva generación de lectores y escritores con ganas de dejar atrás los estereotipos de sus respectivas culturas y literaturas. Han crecido las traducciones entre el portugués y el castellano, y entre estas dos lenguas y otras, en un mercado editorial impulsado por el progreso económico y educativo. Los cambios sociales, políticos y económicos, además de nuestro viejo amigo internet, han ayudado a fomentar la llamada «angustia de las influencias»: cuando todo está disponible a modo de referencia y los autores canónicos y contemporáneos (a veces con los que te vas a tomar una copa) ya lo han hecho, deshecho y rehecho prácticamente todo, ¿qué diablos se puede hacer?

Lo bueno es que hay un montón de nuevos escritores latinoamericanos que encuentran muy estimulante la situación, y lidian con ella de modos muy interesantes. Sus voces están impregnadas de una gran diversidad de influencias: del Antiguo Testamento a los memes de la semana anterior y canciones pop, de las realidades en continua mutación de sus patios traseros, vecinos y países de origen a los lugares a los que viajan y sobre los que leen en sus smartphones. Están descubriendo nuevas formas de representar la tradición y la historia a través del prisma de la actualidad hiperconectada. Ciertos escritores rinden homenaje a los clásicos en una página, solo para desafiarlos en la siguiente. Algunos suenan claramente latinoamericanos (o brasileños, mexicanos, peruanos…), mientras que otros lo evitan a toda costa, o simplemente no les importa. Varios hacen todo lo posible por parecer extranjeros. Hay mucho ruido. Hay basura y redundancia. También genialidad. No crean a nadie que afirme identificar con exactitud lo que está pasando. Como decía, ya no es tan sencillo. En cuanto lectores, todos estamos intentando encontrar una explicación, y divertirnos en el proceso.

Esta edición de McSweeney’s surgió del deseo de componer una colección de historias que sirviese como muestra fehaciente de una nueva narrativa latinoamericana. Para integrarlos entre sí, nos propusimos un único objetivo: pedimos a trece escritores de diez nacionalidades distintas que escribieran una historia de suspense ambientada en sus respectivos países de origen. La elección de este género tan amplio y trillado fue intencionada; queríamos ver cómo cada uno de los autores adaptaba los temas y tropos de una vida al margen de la ley a su propio estilo y sensibilidad, y cómo nos mostraban su entorno a través de los mismos. Más allá de esta restricción, nuestra visión era global: algunos de los autores de esta edición son bien conocidos y han sido traducidos al inglés y a varios idiomas más; otros son recién llegados, incluso en sus propios panoramas literarios. Les animamos a hacer lo que quisieran con el concepto. Algunos se ciñeron a las normas y otros fueron más allá.

Los relatos finales, como comprobaran, tienen un poco de todo. La realidad latinoamericana cobra vida en personajes y tramas que van desde lo divertido y absurdo a lo violento e inquietante. Aquí se encontrarán con políticos y policías corruptos, detectives inexpertos, solitarios diseñadores gráficos, altares satánicos y ambulancias robadas, y leerán sobre la clase media y los nuevos ricos. Algunas historias giran en torno a cadáveres, mientras que otras solo apuntan una brutalidad en potencia. No obstante, cada autor ha logrado utilizar la arquitectura del género para expresar su propia combinación de inquietudes personales, políticas y sociales. Se materializan todos los sospechosos habituales –homicidio y amor, comedia y tragedia, esperanza y desesperanza–, pero también se alcanza a adivinar el complejo mundo en el que estos escritores habitan hoy día. Feliz viaje.

Daniel Galera

Descarga aquí un fragmento del libro Latinoamérica criminal, Literatura Random House, 2014 SlideShare