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Honrarás a tu padre. Una historia familiar de la mafia
Alejandro Noriega comment 0 Comentarios

Si bien todos sabemos que la forma de hacer negocios de la mafia es ampliamente conocida en el mundo por su violenta eficacia, siempre hubo algo que fascinó al público estadounidense más que otras cosas: su familia.

La historia de la mafia italiana en Estados Unidos cambió un día de 1969 en que Joseph Bonanno, jefe de una de las principales familias, fuera secuestrado por hombres armados afuera de un lujoso edificio en Park Avenue, Nueva York. El foco de atención que los medios de comunicación pusieron ese año sobre los miembros de la Cosa Nostra fue producto de una intensa campaña nacional que el gobierno había emprendido contra el crimen organizado. Ese año, también, salió de imprenta el libro El padrino, de Mario Puzo, que dos años después sería llevado al cine por Francis Ford Coppola y alimentaría el hambre de morbo del público estadounidense. Asimismo, ese día comenzaría una guerra entre las familias que conformaban la Comisión, y que se prolongaría hasta deteriorar todos los bandos.

Pero sería principalmente el día que cambiaría la vida de Bill Bonanno, heredero del imperio que su padre había construido y del que estaba súbitamente a cargo, y la de Gay Talese, un reportero de orígenes italianos que buscaba la forma de salir de diez años de escribir notas varias para el New York Times.

Una lógica curiosidad italiana llevó a Talese a acercarse a Bonanno cuando cubría las audiencias que ese mismo año lo llevaron a testificar ante un juez sobre el paradero de su padre, el cual desconocía. Una lógica curiosidad llevó también a Bill Bonanno a considerar la idea de ver su vida explicada en un libro. Si bien durante varias décadas la mafia había prosperado bajo el silencio de las corruptas autoridades locales, la ola de eventos trágicos y sobre todo la atención mediática que tuvieron los miembros de la familia tentaron al capo a relatar una historia que estaba prohibido contar. Para un hombre que había visto su vida narrada siempre desde los periódicos, éste era su derecho de réplica.

La historia comienza en varias partes y de diferentes modos. Primero, tal vez, en la Sicilia de 1282, donde una violación a una muchacha siciliana por un militar francés terminó con una revuelta en la que muchos soldados galos fueron asesinados. Se cree que el nombre de mafia viene del grito ma fia (mi hija) que profería por las calles la madre de la desdichada víctima. La otra parte comienza, quizá, con la implacable guerra que libraron aquellos mafiosi contra Mussolini, y que en su mayoría terminó con oleadas de emigrantes sicilianos que llegaron a Estados Unidos en los años veinte y treinta, durante el apogeo de Al Capone. Pero esta historia empieza propiamente el día en que Joseph Bonanno, jefe de una de las cinco familias que controlaban el estado de Nueva York, planeó un atentado para hacerse del control total de la región, y fue descubierto. El resultado fue una guerra entre los bandos, donde el FBI era el más beneficiado. Aunque la repentina desaparición del jefe de la mafia desconcertó en su momento tanto a las autoridades como a los miembros de las familias, y su paradero fue un misterio para todos durante nueve meses, la mayoría sospechaba que se había exiliado por seguridad en un pueblo de África con una importante comunidad italiana mientras las piezas se reacomodaban. Durante ese tiempo, y los años posteriores hasta la publicación de este libro en 1971, Gay Talese mantendría con la familia Bonanno una íntima comunicación que culminaría con esta detallada obra.

El libro, que llama la atención por la nitidez psicológica de los personajes, está perfectamente documentado porque el autor tuvo un amplio acceso a la vida privada de sus miembros. Los Bonanno recibieron al periodista en múltiples ocasiones, por ejemplo en los momentos álgidos de la Guerra de los Bananas, como se llamó a los enfrentamientos que se desencadenaron tras el fallido atentado. Talese estuvo en fiestas familiares y reuniones; convivió con los hombres de la mafia, que al mismo tiempo eran capos y padres o hijos de origen italiano como él. El nivel de acceso que tuvo el autor es tan desconcertante que la integridad del relato periodístico fue puesta en tela de juicio. El libro tiene incluso un importante epílogo donde se documenta, además de datos circundantes, qué se hizo con el dinero de las regalías del libro y las jugosas ganancias de una película que se realizó años después, todavía con el auge cinematográfico que produjo la película El padrino.

Los años que Gay Talese pasó junto a la familia Bonanno fueron tan entrañables que incluso viajó a Sicilia con ayuda de Bill para recorrer los pueblos y las tumbas de los personajes importantes del pasado italiano. El resultado es evidente en la exactitud tanto de los detalles históricos como de los personales. El proceso de manufactura del libro fue tan prolongado que muchos episodios significativos de Bill Bonanno transcurrieron mientras mantenía contacto con Talese, quien incluso brindó ayuda cuando el capo necesitó sacar noticias a la luz.

Sobre la otra vida, la de los negocios, el autor es poco específico; la describe con una cuidadosa inadvertencia que probablemente ayudó a proteger su seguridad y la de la familia Bonanno, pero por lo que es válido tener sospechas, pues no pasó desapercibido para la prensa que estaba empeñada en condenar públicamente a los líderes de las organizaciones criminales.

La precisión psicológica con la que se narran los roces y las tensiones entre las familias dan cuenta de que el libro es, en parte, resultado de un excelente trabajo periodístico, pero también una declaración velada de la comunidad italiana que estaba siendo acosada por su origen étnico. Era un grupo que había sido estigmatizado con la comercialización del estereotipo gansteril para complacer la morbosa fascinación del público norteamericano. Si bien el libro está escrito por un persona, son muchas las voces las que hablan. En primer lugar es el relato, parecido a una disculpa pública en nombre de una herencia étnica, de un periodista italiano. Es también la réplica de primera mano de Bill Bonanno, enemigo público, heredero de un imperio criminal, marginal al sistema pero dependiente de él. Y también es, sobre todo lo demás, un retrato de familia que fascinó más que las balas a una sociedad americana lejana a ese concepto.

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