Papini al principio defendía un punto de vista ateo y escéptico que después cambiaría por completo, al convertirse al catolicismo.
Nacido en una familia de condiciones humildes y de formación autodidacta, siempre fue un insaciable lector de libros de todo género y asiduo visitante de las bibliotecas públicas, donde pudo calmar su enorme sed de conocimientos. Obtuvo el título de maestro y trabajó como bibliotecario en el Museo de Antropología de Florencia.
Su primera obra narrativa fue autobiográfica: Un hombre acabado (1912), en la que describió su juventud, los paisajes y estilo de vida de su Florencia natal. Es considerada por muchos como su obra maestra.
Afectado por la dura experiencia de la Primera Guerra Mundial, se convirtió al catolicismo empujado por la necesidad de encontrar certezas absolutas y una razón a la existencia y el sufrimiento.
Este cambio espiritual, que causó polémicas en su entorno, fue el origen de Historia de Cristo (1921), libro que alcanzó un enorme éxito a pesar de que algunos le acusaron de ser un gran manipulador de ideas. Las críticas no le importaron y continuó escribiendo acerca de temas filosóficos y religiosos, ahora desde el punto de vista de un ferviente católico, y así fue hasta el día de su muerte.
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