Su amplia labor de divulgación y crítica cultural lo ha convertido en un referente imprescindible para toda una generación en España. Sus comentarios críticos, sus gustos y claves de lectura son determinantes para la configuración del gusto estético y los hábitos de lectura de su multitud de seguidores. En su obra se ha dado, además, el raro fenómeno de que libros cuyo tema central es la ética se hayan convertido casi en bestsellers, como ha sucedido con su Ética para Amador (1995), El contenido de la felicidad (1996) o Ética de urgencia. Su último libro, Lugares con genio, hace un recorrido por las ciudades de sus escritores favoritos.
Sobre su visión de la ética, opina:
Los seres humanos estamos condenados a la libertad, como dijo Sartre; no podemos escapar de la necesidad de hacer elecciones, por ejemplo. La ética es el intento de justificar esas elecciones no de acuerdo a los mismos objetivos pragmáticos inmediatos, sino a una cierta concepción global de la vida. Las acciones humanas varían con el tiempo porque nuestra capacidad de acción varía. La Ética a Nicómaco de Aristóteles, que es excelente, carece de reflexiones sobre bioética, por ejemplo. No habla de internet porque naturalmente eran nociones que estaban vedadas a Aristóteles. Lo que varía no es tanto la ética sino los campos de reflexión. Los campos en que el hombre puede actuar y, por lo tanto, puede actuar bien o mal.
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