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Diez platillos ficticios que me encantaría probar
Andrea Pulido Watts comment 0 Comentarios

La literatura y la comida siempre se han llevado bien. Su relación es tan larga y duradera que se remonta al génesis: el fruto prohibido y la historia del pecado original. Pienso que un gran platillo siempre cuenta una historia, pero hay escritores que van más allá y crean preparaciones fuera de este mundo, comidas fantásticas que tienen sentido dentro de los mundos mitológicos que imaginan. Aquí les comparto algunos de los platillos ficticios que más se me han antojado:

  1. Pasteles de limón

Uno de los universos mitológicos más vastos es sin duda Poniente (Westeros), de la saga Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Hay tantos platillos fantásticos en esta serie de libros, que es difícil escoger sólo uno. Tanto así, que ya hasta tiene un manual oficial de cocina: Festín de hielo y fuego, creado por Chelsea Monroe-Cassel. Lo que más se me antoja probar es el favorito de Sansa Stark: los pasteles de limón. A la protagonista le encantaba este postre al grado que prefería recibir limones como obsequio, en lugar de vestidos o joyas.

  1. Pastel de invierno con Nasha

Entre tantos platillos inventados, no pude escoger sólo uno. Si el anterior suena más como un postre para el verano, este lo dice todo con su nombre: pastel de invierno. Se menciona en el cuarto libro, Festín de cuervos, cuando se habla de la ciudad de Norvos y al personaje de Hotah se le hacía agua la boca al recordar «sus notas de jengibre y piñones, sus trocitos de cerezas…» (53). Usualmente lo tomaban con nasha, una bebida a base de leche fermentada de cabra con un toque de miel. Me lo imagino como el platillo perfecto para comer y beber en un día frío, atrapada entre mil colchas y viendo una sosa película navideña.

  1. Ranas de chocolate

El mundo fantástico en el que muchos querríamos vivir es en el de la saga de Harry Potter. Quizá no nos gustaría enfrentarnos a Voldemort, pero sí que muchos deseábamos recibir nuestra carta de aceptación a Hogwarts y subirnos con emoción al tren que nos llevaría a esta mágica escuela. La verdad es que yo también habría comprado todas las ranas de chocolate que vendía el Expreso de Honeydukes –la tienda ambulante de dulces que se encontraba en el tren–, aunque con un poco de miedo de que cobraran vida en mi boca.

  1. Cerveza de mantequilla

Al igual que en la saga anterior, no pude escoger solamente un platillo. Aunque en Honeydukes, dentro del universo de los magos, se vendían una gran variedad de dulces que estoy segura a muchos nos encantaría probar, yo disfrutaría aún más de ir a tomar una cerveza de mantequilla al bar de Las Tres Escobas con mis amigos. Tan sólo el nombre de la bebida ya se escucha bastante apetitoso y pienso que debe saber algo como una soda con helado, con tantito alcohol y un toque de caramelo. Y como soy del Norte de México, obviamente me la bebería muy, muy fría.

  1. Metheglin

Otra bebida mágica es el metheglin de la trilogía Crónica del asesino de reyes de Patrick Rothfuss. Si bien esta mezcla de especias, frutas y agua de manantial no es exactamente como la cerveza, el autor cuenta en su blog que se basó en los procesos químicos de destilación para imaginarla. También comparte una receta que creó después de haber escrito los libros, por lo que esta no es fiel a la primera que ideó. Tendremos que usar todo el poder de nuestra imaginación para sentir que bebemos el verdadero metheglin en el bar, el Eolin, mientras escuchamos el innegable talento musical del protagonista, Kvothe.

  1. Mole de guajolote con almendra y ajonjolí

La novela, Como agua para chocolate de Laura Esquivel, se estructura a partir de recetas y usa el recurso literario del “realismo mágico”, en el que sucesos fantásticos le parecen normales a los personajes que los viven. No hay duda que Tita, la protagonista, crea platillos comunes que se vuelven exquisitos con su toque mágico. Mi receta favorita es este mole, porque al hacerlo Tita nos cuenta cómo experimentó la libertad y sensualidad de su cuerpo. Nos enseña que en la cocina mexicana siempre se puede experimentar para crear platillos fuera de este mundo.

  1. Animalitos de caramelo

Otro platillo fantástico de la tradición mágico-realista de América Latina son los animalitos de caramelo que preparaba Úrsula en Macondo. La comida en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez es sumamente simbólica. Existen muchos productos con importantes metáforas en esta gran novela, pero mi favorito es este dulce mágico. Tiene varias interpretaciones, pero me parece que la más graciosa y con la que muchos nos podremos identificar, es la de cómo una fábrica de dulces simboliza el progreso de la sociedad… y después cómo esta delicia nos provoca insomnio. Por eso, siempre es mejor consumir (azúcar) con moderación.

  1. Melange

Tampoco se debe abusar de la especia intergaláctica, melange. Como bien nos narran los personajes de Dune, –una de las novelas de ciencia ficción más famosas del siglo XX, escrita por Frank Herbert–, “la especia” es deliciosa y le da poderes increíbles a quienes la consumen, pero es sumamente adictiva. Tanto así, que es la mercancía más valiosa del universo y la razón principal por la que otros planetas desean conquistar Arrakis, el único planeta capaz de producirla. Aunque parece ser peligrosa, la verdad es que si viviera en un universo distópico, yo también moriría por probar melange y no puedo decir que la habilidad de ver el futuro suena como un mal efecto secundario.

  1. La botellita que dice “BÉBEME”

En una de las historias infantiles más queridas, Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, se encuentran muchos platillos que me encantaría fueran reales. Sin embargo, a lo que definitivamente no podría resistirme es beber una botellita que en letras grande dice: “BÉBEME”. Si esto por sí solo no les da curiosidad, seguro que la descripción de Alicia será suficiente: “Tenía, de hecho, una mezcla de sabores a tarta de cerezas, almíbar, piña, pavo asado, caramelo y tostadas calientes con mantequilla” (11). Suena como una comida completa y deliciosa. Pero claro, como nos advierte Alicia, antes de probar algo de cualquier frasco extraño, primero hay que revisar que no tenga la indicación de “veneno”.

  1. Guiso de patatas y puerros aderezado con estragón y queso gruyere fundido

Por último, pero no menos importante, es esta receta extravagante del papá de Coraline. Llegué a esta novela de Neil Gaiman ya como adulta y quizá por esto no compartí la misma reacción que la joven protagonista, que hubiera preferido una cena precocinada o una malteada de chocolate. Al final, se da cuenta que nada le gana a un platillo casero preparado con amor. Y, claro, la combinación de papas con queso nunca falla.

¿Cuáles son los platillos de ficción que a ustedes les gustaría probar? Compartan sus recetas favoritas en los comentarios.

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