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Cortés el humanista
Juan Patricio Riveroll comment Un comentario

El 8 de noviembre se cumplen quinientos años del primer encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma, el conquistador y el emperador azteca, la reunión más alucinante en los registros históricos de la humanidad. El enfrentamiento entre dos civilizaciones alejadas entre sí en todos sentidos, jugándose la supervivencia, dos mundos que estaban a punto de chocar y de causar un cataclismo cuyas consecuencias hoy siguen siendo palpables. En honor a este aniversario, el sello Taurus reedita la biografía de Hernán Cortés escrita por Christian Duverger, una mirada distinta ante una figura tan polémica, mil veces manoseada a lo largo de estos cinco siglos. Vida de Hernán Cortés se divide en dos partes: La espada y La pluma. Aquí me ocuparé de la primera.

Lo que de inmediato salta a la vista es la compasión desde la que el biógrafo mira a su personaje, el trato empático que le da a una figura tan vapuleada y, si le creemos a Duverger, tan incomprendida. El francés ve por la mirilla de la historia una realidad con matices opuestos al tradicional retrato del terrible conquistador que vino a subyugar a todo un imperio. En donde otras interpretaciones sólo ven sangre y sólo huelen el olor a muerte, él ve unión y compenetración. A través de sus ojos, el humo de la pólvora se disipa para dejar ver un paisaje más armónico, un intento de creación en vez del puro instinto destructivo. Este Cortés nos da lecciones de humanismo.

Luego de explicar a detalle sus antecedentes familiares, su posición en Castilla y la situación dentro de la corte de Isabel y Fernando, los reyes católicos, Duverger resume con destreza el camino que lleva a Cortés a las islas del Caribe, en las que ya comienza a exhibir signos de solidaridad con los indios. Crece en fortuna y poder y va en contra del maltrato y la esclavitud, tiene una amante indígena y se convierte en padre de una hija mestiza que es bautizada, antes siquiera de poner un pie en el continente. Sabe que tierra adentro, no muy lejos de donde está, hay una civilización imponente, y sólo tiene una cosa en la cabeza: conquistarla. Zarpa hacia allá, y los primeros encuentros con la gente local son como sabíamos: mantiene su distancia con los mayas, aprovecha la hospitalidad de los totonacas e insiste en entrevistarse con Motecuzoma, porque según el historiador ése es el nombre correcto del emperador. Moctezuma es un error heredado de la incapacidad de los españoles para pronunciar su nombre.

El encuentro entre Cortés y Moctezuma, autor desconocido

Lo radical de esta versión de la vida del conquistador viene con cada situación en la que se enfrentan las dos culturas, que podría sintetizarse en una frase solapada a mitad de la obra: Cortés ama a los indios. Su intención es fundar un mundo nuevo alejado de la Inquisición y del recién nombrado rey Carlos, y para poblarlo busca crear una sociedad mestiza. Desde la primera vez que le obsequian indias esclavas para cocinar y llevar a cabo faenas más pesadas, él las casa con sus hombres, con el fin de que comiencen con esa descendencia, y así es como descubre que además de maya una de ellas habla náhuatl. Marina o Malinche no sólo será su intérprete, sino quizá su pareja más cercana a lo largo de su vida, su mujer más importante —pues, en cuanto se da cuenta que el tener muchas mujeres es una cuestión de estatus entre los indígenas, él hace lo mismo—.

Según esta seductora interpretación de Cortés, su intención era derramar la menor sangre posible para facilitar la pronta unión entre dos pueblos. Secuestra a Motecuzoma en un templo dentro de Tenochtitlan para tratar de evitar un enfrentamiento, pero el error de uno de sus hombres durante su ausencia hace que no quede otra opción que pelear. Dentro de esta manera de verlo, las alianzas con otros pueblos para derrocar a los aztecas no le cuesta ningún trabajo, es parte integral de su plan a corto, a mediano y a largo plazo. Conectar con las distintas culturas es lo que mejor le sale.

La captura de Moctezuma por Jan Karel Donatus Van Beecq

Su tragedia es que esa visión va completamente en contra del espíritu de los tiempos. Sólo su gente más cercana lo comprende, porque son sus amigos y lo conocen de tiempo atrás, para ellos su filosofía no es ninguna sorpresa, pero el resto se comporta de otra manera. Son sanguinarios y tratan a los indios como animales, además de estar a favor de la esclavitud pese a haber sido prohibida en tierras americanas por la iglesia, que más bien busca la evangelización. Ese amor y ese mestizaje empiezan y terminan con él, al menos como una visión impuesta desde arriba. A partir de que le arrebatan el control de la Nueva España la política es la contraria: se prohíbe la mezcla entre razas y los abusos a los indígenas se vuelven parte de la cultura.

Más allá de esta inspirada manera de ver a Cortés, fruto de una exhaustiva investigación y de una mirada experta, el otro gran atributo de esta biografía es la forma en que está escrita. Duverger es dueño de una prosa envidiable, y la cadencia de los sucesos que cuenta hace difícil soltar el libro hasta no llegar a la última página. Qué manera más digna de hacerle justicia a este aniversario.

 

Imagen de portada: nationalgeographic.com.es

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  1. Me gusto tanto la reseña sobre el libro de Duverger que se me antoja leer todo el libro que debe estar muy bueno y pensar que fue un francés quien escribió sobre Cortez