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Cinco personas que prohibieron libros
Saraí García comment 0 Comentarios

En el medio artístico, la censura siempre ha existido. La batalla por la libertad de expresión es una que se sigue librando día a día. Prueba de ello es que no hace mucho nos enteramos de la demanda interpuesta a la editorial Penguin Random House y a la autora del prólogo, Carmen Aristegui, a causa de la publicación del libro La casa blanca. Y en medio de la vulnerabilidad que se persigue ante una creación propia, existen miles de casos que nos prueban que la censura y la prohibición siguen siendo un método de disolución e intimidación para controlar y dominar el flujo de ideas en una sociedad. Además de los muchos artistas y autores que han sido blanco de estos ataques, también están los nombres de quienes dirigieron o participaron en los juicios contra obras literarias que ahora nos parecería ridículo cuestionar. Aquí una lista brevísima de las personas que protagonizaron casos muy emblemáticos:

  1. Ernest Pinard

Nacido en 1822 en Francia, fue un fiscal imperial comúnmente conocido por sus acusaciones legales hacia Gustave Flaubert y Charles Baudelaire. En el primer caso, Flaubert fue perseguido en 1857 por su obra Madame Bovary, ya que en palabras de Pinard era una “ofensa al público, a la moral religiosa y las buenas costumbres”. Aunque uno podría pensar que Pinard fue el principal tropiezo para Flaubert, en realidad su propio editor y el dueño de la editorial Revue de Paris (donde originalmente se publicó) fueron quienes iniciaron la censura y polémica de su libro. En el caso de Baudelaire, Pinard entabló un juicio en su contra por su poemario Las flores del mal. Seis de esos poemas fueron censurados hasta 1949.

  1. Concord Public Library

En 1885, la biblioteca pública Concord en Massachusetts decidió prohibir el clásico literario Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, a un mes de su publicación ya que el comité de expertos lo consideró “basura y únicamente adecuado para los barrios marginales”. Incluso Louisa May Alcott, autora de Mujercitas, protestó en contra del texto, invitando a Twain a dejar de escribir si eso era lo único que podía decir. Sin embargo, esta no sería ni la primera ni la última vez que este libro vería la rigidez de sus lectores, ya que se ha convertido en uno de los 10 libros más censurados y prohibidos a lo largo de varias décadas en Estados Unidos. Sin ir más lejos, apenas hace unos años la editorial New South Books y su editor Alan Gribben decidieron censurar el libro por el uso excesivo de la palabra “nigger” (por considerarla racista) y sustituirla por “esclavo”, entre varios casos similares en los últimos años.

  1. Gobierno sudafricano

En 1955, el gobierno sudafricano durante el apartheid decidió prohibir la clásica obra literaria gótica Frankenstein, de Mary Shelley, ya que era una clara muestra de “indecencia y obscenidad”. Incluso antes de esta prohibición, la historia ya había levantado polémica en Estados Unidos por sus personajes y la relación con la figura de Dios.

  1. Betty B. Jackson

Maurice Sendak publicó en 1970 In the Night Kitchen, una valiosa obra ilustrada dirigida a niños y que causó polémica en su tiempo. Una de las razones de debate fue que su personaje principal, Mickey, aparece completamente desnudo. En 1971, Betty B. Jackson, una bibliotecaria de Luisiana, publicó una carta en el School Library Journal, en donde pedía como miembro de la Biblioteca Caldwell Parish resolver el problema de la ilustración poniéndole pañales a Mickey, e invitaba a otros bibliotecarios a hacer lo mismo con sus ejemplares en las bibliotecas. Ursula Nordstrom, editora de toda la vida de Sendak, respondió a tal publicación y a los comentarios de preocupación de padres, maestros y bibliotecarios con una carta que exigía libertad de expresión y reprobación a la censura ejercida. A la carta de Nordstrom le siguió una lista de 425 firmas de artistas, profesores, bibliotecarios, editores y escritores reafirmando su demanda.

  1. Ayatollah Ruhollah Khomeini

Salman Rushdie publicó en 1988 Los versos satánicos y desde entonces su salida al mundo ha ofendido a miles de musulmanes, líderes religiosos, teólogos e incluso líderes políticos alrededor del mundo por considerarlo blasfemo y una ofensa hacia Mahoma. El ayatollah Khomeini, líder supremo de Irán y uno de los más prominentes líderes musulmanes, emitió una fatua en 1989 pidiendo la muerte de Salman Rushdie y sus editores por ir en contra del islam, su profeta y el Corán. Sin duda, este hecho es uno de los eventos que más han marcado a la sociedad moderna y generado un profundo análisis sobre la libertad de expresión, la censura o incluso la libertad religiosa. La presencia de Rushdie fue prohibida en países como Bangladesh, Sudan, Sri Lanka, Sudáfrica, Kenia, Tailandia, Tanzania, Indonesia, Singapur y Venezuela. Miles de protestas, como la quema del libro en lugares públicos o la detonación de librerías y editoriales en donde eran exhibidos o distribuidos los libros de Rushdie fueron llevadas a cabo en los años siguientes. Aunque el autor se disculpó por el sentimiento generado en la comunidad islámica a causa del libro, la discusión y amenazas de muerte no se detuvieron ahí. La relevancia del tema obligó incluso a la disolución de relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña e Irán. En 1988, ya restaurada la relación entre ambos países y bajo un nuevo mandato en Irán, la fatua fue desaprobada por Muhammad Khatami; sin embargo, muchos fieles hasta el día de hoy consideran vigente la orden de Khomeini contra el autor.

 

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