¿Cómo hubieran sido los tuits de Carlos Fuentes? ¿Cuántos retuits obtendría cada uno? ¿Y cuántos “me gusta”, con todo y corazoncito? Me hago tales preguntas en su 87 aniversario, y más allá de la mera especulación que implicaría contestar a las dos últimas, estoy seguro de que a la primera puede responderse: íntimos, interesantes, inolvidables… e improbables, claro. Juzgue el lector si esto es así, a partir de esta mínima selección de sus memorables declaraciones a la prensa:

«Yo soy mi propia mafia.»

«Imagino que ha de ser una sensación extraordinariamente bella el ser penetrada.»

«Cuento a mis amigos próximos con los dedos de las manos… A mis amigas, en cambio, las cuento con una aritmética de la imaginación.»

«Al lado de Rimbaud, soy un mecapalero de La Merced.»

«No me gusta darle la mano a ninguna palabra, ni pedirle que tome asiento y conversar con ella. En la puerta misma me gusta agarrarla a bofetadas y ver cómo responde.»

«Sueño en español; también hago el amor en español, lo cual a veces me ha creado tremendas confusiones, pues sólo lo puedo hacer en español.»

«Todos creen que un escritor debe tener opiniones sobre todas las cosas, hasta sobre la receta de los nopalitos navegantes.»

«Me encanta desayunar críticos. En México, durante treinta años no me han faltado; me los he comido como si fueran pollos y he tirado los huesos.»

«El novelista quisiera ser el gemelo de Luzbel, el curioso, el tentador, el condenado.»

«Hay mucho crítico pendejo, qué le vamos a hacer.»

«México será un país maduro el día que haya una estatua de Hernán Cortés en el Paseo de la Reforma.»

«Los premios caen del cielo, nadie puede buscarlos ni agenciarlos. Pero eso sí, premio dado ni Dios lo quita.»

«La muerte es el gran mecenas, la muerte es el gran ángel de la escritura. Uno debe escribir, ya que no se seguirá con vida.»